El ataque a Diego Suárez

A comienzos de 1942 la Marina Imperial japonesa puso en marcha un plan para sorprender a las flotas enemigas atacando con minisubmarinos los puertos en los que se refugiaban. Los submarinos enanos Tipo A habían sido utilizados ya en el ataque a Pearl Harbor. En esta ocasión los objetivos iban a ser el puerto de Sydney, en Australia, y la flota británica en el Océano Índico. En abril los británicos se habían refugiado en África oriental, después de que la incursión del almirante Nagumo les expulsase de Ceilán. Aun así, los preparativos para la misión continuaron. A finales de abril tres minisubmarinos llegaron a Penang a bordo del portahidros Nisshin, donde les esperaban los submarinos que iban a participar en el ataque. Al mando de la misión estaba el capitán Ishizaki, a bordo del I-16. El resto de la flotilla lo formaban los tres submarinos que servirían de nodrizas a los minisubmarinos, el I-10, el I-18 y el I-20.

La oportunidad de atacar surgió con el inicio de la Operación Ironclad. El 5 de mayo de 1942 las tropas de la Commonwealth desembarcaron en la colonia francesa de Madagascar. El objetivo principal era el estratégico puerto de Diego Suárez, al norte de la isla. Los franceses opusieron una resistencia encarnizada, pero en poco tiempo se impuso la superioridad numérica de los británicos. Diego Suárez cayó el 7 de mayo, y casi inmediatamente el puerto se convirtió en una de las principales bases de la Royal Navy en el Océano Índico. A finales de mes permanecían anclados en Diego Suárez el acorazado Ramillies, los destructores Duncan y Active, las corbetas Genista y Thyme, el transporte de tropas Karanja, el buque hospital Atlantis, el petrolero de escuadra British Loyalty, el mercante Llandaff Castle y un barco de municiones. Madagascar era el objetivo perfecto para los minisubmarinos japoneses.

La flotilla de submarinos llegó a Diego Suárez el 29 de mayo de 1942. En el trayecto habían perdido a una de sus unidades, el I-18, que sufrió una avería a causa de un temporal y tuvo que regresar. Ese mismo día, aproximadamente a las diez y media de la noche, el I-10 lanzó su hidroavión de reconocimiento. Pilotado por el teniente Toshio Araki y con el suboficial Yoshiharu Ito como observador, el avión sobrevoló la bahía de Diego Suárez. Los dos hombres vieron al Ramillies anclado en la rada. Los británicos a su vez vieron el avión japonés y dieron la alerta en la base.

El 30 de mayo hacia las cinco y media de la tarde, a 10 millas al este de la entrada a la bahía de Diego Suárez, los submarinos I-16 e I-20 lanzaron dos minisubmarinos. No se sabe qué ocurrió con el Ha-16b, tripulado por el alférez Katsusuke Iwase y el suboficial Kozo Takada. Al día siguiente el cadáver de un japonés, no se sabe si de Iwase o Takada, apareció en una playa próxima. El Ha-20, con el teniente Saburo Akieda al mando y el suboficial Masami Takemoto como navegante, consiguió entrar en la bahía. A las ocho y veinticinco de la noche, acosado por dos corbetas británicas, el minisubmarino logró lanzar un torpedo contra el Ramillies. El acorazado fue alcanzado en el costado de estribor, en la proa, junto a la torreta A. Diecinueve tripulantes resultaron muertos y cuarenta y siete heridos por la explosión. El torpedo abrió un boquete de seis metros de diámetro que inundó varios compartimentos. El buque se quedó fuera de combate, sin energía eléctrica y escorado. Aún bajo el ataque de las dos corbetas, el teniente Akieda se las arregló para disparar el segundo torpedo contra el British Loyalty. El petrolero de 7000 toneladas recibió el impacto en la sala de máquinas y se hundió rápidamente. Seis hombres murieron en la explosión. A continuación el Ha-20 se dirigió a la salida de la bahía. Todavía acosado por las corbetas, el Ha-20 navegó sumergido hasta que se quedó sin baterías. El teniente Akieda y el suboficial Takemoto lograron embarrancar la nave en el islote Nosy Antalikely e intentaron activar las cargas de demolición para destruir el submarino, pero las cargas no funcionaron. Desde allí se dirigieron a tierra firme, a un punto de evacuación designado previamente, cerca de Cabo d'Ambre. En los días siguientes los dos hombres se abrieron paso a través de la selva, recorriendo a pie decenas de kilómetros y recibiendo la ayuda de los nativos malgaches, que simpatizaban con los japoneses. Pero el 1 de junio en el pueblo de Anijabe un nativo les vendió a los ingleses. Al día siguiente los dos japoneses tuvieron un enfrentamiento con infantes de marina británicos. Armados con sus pistolas, mataron a un soldado e hirieron a otros dos antes de morir en la lucha.

Mientras tanto, la tripulación del Ramillies logró estabilizar el buque, que el 3 de junio partió por sus propios medios con destino a Durban. Ese mismo día los submarinos japoneses se retiraron del área. El I-20 emergió por última vez en las proximidades de Cabo d'Ambre tratando de contactar con los minisubmarinos. Ante la falta de respuesta al lanzamiento de bengalas y las llamadas por radio, a las seis de la tarde el I-20 abandonó definitivamente la zona.

Fuentes:
http://www.exordio.com/1939-1945/militaris/batallas/dragon-divino-2.html
http://es.wikipedia.org/wiki/HMS_Ramillies_(07)


2 comentarios:

  1. Moraleja: no hay que fiarse de los nativos aunque te den buena acogida. Cualquiera te puede delatar. Al fin y al cabo has invadido su casa sin permiso.
    Un saludo.

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  2. El caso es que eso fue lo que hicieron los británicos, por eso tampoco les caían muy simpáticos.
    Un saludo, Cayetano.

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