Comandante Diavolo


Amedeo Guillet era un joven oficial de caballería perteneciente a una familia de la baja aristocracia del Piamonte que durante generaciones había estado al servicio de la Casa de Saboya. Era un excelente jinete, y a finales de 1935 fue seleccionado para formar parte del equipo de hípica que iba a representar a Italia en los Juegos Olímpicos de Berlín. Sin embargo Amedeo renunció a los Juegos y utilizó sus influencias familiares para conseguir que le destinasen a los Spahis de Libia (tropas de caballería ligera bereber) y participar en la conquista italiana de Etiopía. Sirviendo como oficial de caballería, tuvo una destacada actuación durante la campaña africana. Más tarde se presentó voluntario para combatir en la Guerra Civil Española con la División Fiamme Nere. Cuando regresó a Italia se encontró con un ambiente político que le desagradó mucho, con los fascistas rendidos a la influencia del nazismo alemán (el gobierno de Mussolini acababa de decretar sus primeras leyes raciales). Guillet rechazó un nuevo destino en Libia y solicitó un traslado al África Oriental, donde podría cumplir con el juramento de fidelidad de su familia a la Casa de Saboya, ya que para sustituir al inepto mariscal Graziani había sido nombrado un nuevo virrey, Amadeo, Duque de Aosta, sobrino del rey Víctor Manuel III y nieto del que fuera rey de España Amadeo I.

En el África Oriental Guillet participó en operaciones militares contra los insurgentes etíopes que permanecían leales al derrocado emperador Haile Selassie, convirtiéndose en uno de los hombres de confianza del virrey. En 1940 éste le encargó la creación de una nueva fuerza militar indígena. La unidad, denominada oficialmente Gruppo Bande Amhara, estaba compuesta por unos dos mil quinientos hombres reclutados en toda África Oriental Italiana. Todos los suboficiales eran eritreos, estando la participación italiana limitada a seis oficiales. El núcleo de la fuerza lo componían las unidades de caballería, aunque también incluía un cuerpo de camellos y tropas de infantería yemení. El duque nombró a Guillet comandante de la nueva unidad. Que un joven teniente estuviese al mando de una fuerza militar equivalente a una brigada era algo realmente extraordinario. Sin embargo, Guillet no tardó en demostrar que era la persona ideal para ocupar el puesto.

Amedeo Guillet, apodado el "Comandante Diavolo", al frente de sus tropas:


A finales de 1940 el "Gruppo Bande a Cavallo" o "Gruppo Bande Guillet", como se le conocía ya, tuvo que enfrentarse a las fuerzas de la Commonwealth que atacaron las posesiones italianas en el África Oriental desde el Sudán. Por medio de una larga serie de combates y escaramuzas, sus tropas lograron ralentizar el avance aliado sobre Eritrea y Etiopía. En una de aquellas batallas, en enero de 1941, Guillet y doscientos cincuenta de sus hombres lanzaron un ataque a caballo contra una columna de carros blindados para cubrir la retirada italiana del territorio de Amba Alagi. La sorpresa permitió a los jinetes cruzar por vez primera entre los tanques lanzando granadas. A continuación, los incrédulos tanquistas vieron cómo los hombres de Guillet daban media vuelta y volvían a lanzarse en una nueva carga casi suicida directamente contra sus cañones. Aquellas cargas de caballería a sable desenvainado (las últimas a las que tuvo que enfrentarse el ejército británico en toda su historia) y los ataques a las columnas mecanizadas con cócteles molotov y granadas de mano convirtieron a Guillet en un personaje de leyenda. Las crónicas británicas se referían a él como “un caballero de otros tiempos” o “el Lawrence de Arabia italiano”.

El Gruppo Bande Guillet destacó siempre por su trato respetuoso hacia las poblaciones de Eritrea y el norte de Etiopía. Eso les permitió continuar la lucha a partir de marzo de 1941, cuando los aliados completaron la ocupación de las colonias italianas. Durante los ocho meses siguientes mantuvieron una guerra de guerrillas contra los británicos, saqueando caravanas y atacando puestos militares aislados. Los hombres de Guillet, en su mayor parte eritreos, pagaron un precio muy alto por su lealtad hacia un rey que nunca conocieron y una nación de la que no sabían nada. Unos ochocientos de ellos murieron en un año de combates. Como militar, Guillet sentía un profundo respeto por aquellos guerreros. Con frecuencia expresaba su admiración asegurando que "los eritreos son los prusianos de África sin los defectos de los prusianos".

La bella Khadija, la amante etíope de Guillet:


Pero el “Comandante Diavolo” no podía mantener por mucho tiempo una guerra de guerrillas sin ningún apoyo exterior. A finales de 1941 los supervivientes del Gruppo Bande Amhara abandonaron la lucha y se dispersaron. Después de muchas peripecias, Guillet logró burlar a sus perseguidores británicos y huir a través del Mar Rojo hasta el neutral Yemen. Allí estuvo cerca de un año entrenando a soldados y jinetes del ejército del Imán Ahmed. En 1943, a pesar de los intentos del Imán por retenerle, regresó disfrazado a Eritrea y consiguió embarcar de incógnito en un barco de la Cruz Roja utilizado para repatriar a italianos heridos y enfermos.

Tan pronto como llegó a Italia, Guillet comenzó a buscar financiación, reclutar hombres y conseguir armas para iniciar una nueva campaña guerrillera en Eritrea. Pero entonces llegó el armisticio e Italia cambió de bando. Guillet fue ascendido a mayor y asignado al SIM (Servizio Informacioni Militare, la inteligencia militar italiana). En su nuevo destino participó en arriesgadas misiones en territorio ocupado por los alemanes. Irónicamente, tuvo que trabajar en estrecha colaboración con sus antiguos enemigos británicos, incluyendo a algunos de los agentes que le habían perseguido en África tratando de capturarle. Uno de ellos, el mayor Max Harrari, se convertiría con el tiempo en uno de sus mejores amigos.

Al terminar la guerra en Italia se celebró un plebiscito para elegir su forma de estado. Cuando ganaron los partidarios de la república, Guillet comunicó al rey Humberto II, que se disponía a partir al exilio, su intención de abandonar también el país. El rey se lo prohibió, convenciéndole de que debía quedarse y servir a su patria fuese cual fuese la forma de gobierno. En 1946 Guillet entró en el servicio diplomático. Gracias a su familiaridad con la cultura árabe, pudo servir como embajador de Italia en Egipto, Yemen, Jordania y Marruecos. Finalmente estuvo destinado en la India hasta su retirada en 1975. Murió en Roma el 16 de junio de 2010, a los 101 años de edad.

Demasiado barato

En abril de 1942 el coronel Hans von Luck, un experimentado oficial alemán de fuerzas acorazadas, veterano de las campañas de Polonia, Francia y Rusia, fue destinado al Afrika Korps de Rommel, que tras detener el avance británico sobre Libia se preparaba para conquistar Egipto. Al mando del 3er Batallón de Reconocimiento de la 21ª División Panzer, el coronel no tardaría en descubrir que la guerra en el desierto tenía sus propias normas.

En noviembre de 1942, después de la batalla de El Alamein, su batallón se encontraba acantonado en el oasis de Siwa con la misión de vigilar el flanco sur del Afrika Korps. Era una zona tranquila, lejos de los movimientos principales que se desarrollaban más al norte. Allí tan solo se tenían que preocupar por incursiones ocasionales de unidades de reconocimiento británicas. La relativa calma que se disfrutaba en aquel sector hizo que alguien tuviese la extraña ocurrencia de acordar con los británicos un alto el fuego parcial, por el que ambos bandos se comprometían a interrumpir las operaciones todos los días a partir de las cinco de la tarde. Durante las horas de tregua alemanes y británicos se comunicaban por radio para intercambiarse "favores", como mensajes de prisioneros, informaciones sobre patrullas extraviadas...

Uno de aquellos curiosos acuerdos lo relata el propio coronel Luck en su autobiografía, Panzer Commander:

Una tarde regresó una patrulla con dos hombres y un jeep capturados en el desierto. Un joven teniente alto y rubio y su conductor fueron traídos junto a mí. El teniente era un arrogante snob típicamente inglés. Con mucha corrección, solo me dio su número de servicio, sin más detalles.

Intenté entablar conversación con él y le hablé de mis visitas a Londres, de mis amigos, incluyendo un capitán de los guardias granaderos. Comenzó gradualmente a relajarse y resultó ser un sobrino de uno de los propietarios de los cigarrillos Player. Tuve que reírme ante la sugerencia que entre susurros hicieron mis oficiales.

“Teniente, ¿qué tiene que decirnos si lo cambiamos a usted y a su conductor por cigarrillos? Nosotros tenemos una gran escasez en estos momentos”

“Buena idea”, respondió.

“¿Cuántos cigarrillos cree que vale? ¿Qué debería sugerirle a su comandante?”

"Un millón de cigarrillos, es decir, cien mil paquetes”, respondió sin vacilar.

Mi oficial de radio contactó con los Royal Dragoons, y les pasé nuestra oferta.

“Espere, por favor, regresaré inmediatamente”, fue la respuesta. Luego, tras unos minutos: “Disculpe, nosotros también estamos bastante escasos, pero podemos ofrecerles seiscientos mil cigarrillos. Acepte, por favor”

Para mi gran asombro, recibí de plano el rechazo del joven teniente.

“Ni un cigarrillo menos de un millón, esto es definitivo”, fue su respuesta. Así que el joven tuvo que pagar con la cautividad por el alto precio que se puso a sí mismo.


The British Bang

Heligoland o Helgoland (su nombre inglés y alemán, respectivamente) es una pequeña isla situada en el extremo suroriental del Mar del Norte, a unos 70 Km de distancia de la costa alemana. Tiene forma triangular, una longitud máxima de unos 2 Km y una superficie de unos 1,6 Km². La parte oriental es llana y arenosa, mientras que la occidental termina en unos impresionantes acantilados que alcanzan alturas de hasta 60 metros. El nombre de Heligoland incluye también un islote al este, llamado Düne, que hasta el siglo XVIII estuvo unido a la isla principal por una lengua de tierra.

El Reino Unido ocupó la isla en 1807, durante las guerras napoleónicas, y la mantuvo en su poder hasta que la cedió al Imperio Alemán en 1890. Los alemanes convirtieron Heligoland una importante base naval, que fue abandonada al final de la Primera Guerra Mundial y reactivada con la llegada de los nazis al poder. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como base de la flota submarina en el Mar del Norte y fue atacada en numerosas ocasiones por la aviación aliada. En el raid del 19 de abril de 1945, a pocos días del final del conflicto, la isla fue arrasada por una fuerza de casi mil bombarderos. Hubo 128 muertos, en su mayor parte servidores de las baterías antiaéreas. La población civil, que se había mantenido en la isla durante toda la guerra, pudo resguardarse en refugios excavados en las rocas. La noche siguiente los alemanes evacuaron Heligoland. Al terminar la guerra los británicos la ocuparon por segunda vez en la historia. El único uso que le dieron fue el de campo de tiro para su aviación.

En abril de 1947 ingenieros de la Royal Navy distribuyeron por toda la isla 6.700 toneladas de explosivos y municiones excedentes de la guerra con el objetivo de demoler la red de fortificaciones alemanas, formada por bunkers, emplazamientos de artillería y células para albergar submarinos. El 18 de abril se detonaron de una sola vez todas las cargas:



El conocido como "British Bang" se pudo medir en estaciones sismográficas de todo el norte de Europa, y figura en el Libro Guinness de los Records (y en el título del vídeo de Youtube) como la mayor explosión no nuclear de la historia, aunque no es del todo cierto: como mínimo la explosión de prueba conocida como Minor Scale tuvo una potencia aún mayor. Mucha gente cree también que la verdadera intención de los británicos era hacer desaparecer la isla, y que de hecho la explosión cambió su forma. En realidad la geografía de Heligoland apenas varió después de la detonación.

El 29 de febrero de 1952 los británicos cedieron el control de Heligoland a la República Federal Alemana. Antes de que sus habitantes regresasen, las autoridades alemanas tuvieron que reconstruir las viviendas y limpiar el terreno de los proyectiles sin detonar que aún se podían encontrar por toda la isla. En la actualidad Heligoland es un apacible destino turístico habitado por unas 1.600 personas.

Vista aérea de Heligoland y Düne:

Una cabezadita inoportuna

Información de la agencia Associated Press publicada el 8 de junio de 1944, dos días después de los desembarcos en Normandía:

Polizón de planeador duerme camino a la invasión

Londres, 7 de junio, (AP) - Un soldado de la Novena Fuerza Aérea embarcó involuntariamente de polizón en un planeador y se durmió camino de la mayor operación militar de la historia, según informó hoy el cuartel general de la Fuerza Aérea.

Se trata de Charles Schmelze, de Pittsburg, Pennsylvania, que ayudaba a poner a punto planeadores de transporte de tropas para el vuelo tras las líneas enemigas. Inadvertido, se metió en el planeador y se quedó dormido.

El planeador remolcado por un avión pilotado por el oficial de vuelo E. G. Bolgmeyer, fue visto por última vez aterrizando en una zona de fuertes combates.

http://news.google.com/newspapers?nid=2506&dat=19440608&id=_4ZJAAAAIBAJ&sjid=8AsNAAAAIBAJ&pg=1075,3369582


Desconozco si esta historia acabó bien para el pobre soldado Schmelze.

Sadamichi Hirasawa y el Incidente Teigin

El 26 de enero de 1948, poco antes de la hora de cierre, un hombre entró en la sucursal que el banco Teikoku tenía en Shiinamachi, un barrio del centro de Tokio. Se presentó como un epidemiólogo empleado en el departamento de Salud Pública, y explicó que había sido enviado por las autoridades de ocupación estadounidenses para vacunar de urgencia a los trabajadores del banco contra un brote repentino de disentería. A petición del supuesto funcionario, el gerente reunió a los empleados, dieciséis personas en total, incluidos el conserje, su mujer y sus dos hijos, y los hizo alinearse sosteniendo sus tazas de té. El hombre vertió en cada una de las tazas unas gotas de un frasco y les pidió que bebiesen. Aquel líquido era una solución de cianuro. Cuando los testigos estaban inconscientes, el criminal huyó con todo el dinero que pudo encontrar, unos 160.000 yenes (una cantidad relativamente modesta, equivalente a menos de 500 dólares de la época). Diez personas murieron envenenadas en el banco, entre ellas uno de los niños. Otras dos víctimas fallecieron más tarde en el hospital.

Sucursal del Banco Teikoku en Shiinamachi, el escenario del crimen:


En los meses anteriores se habían producido otros dos intentos de robo a sucursales bancarias con el mismo procedimiento, pero ambos habían fracasado al no hacer efecto el veneno. En los dos casos, el criminal, un hombre que actuaba aparentemente en solitario, se había presentado entregando una tarjeta de visita al director de la sucursal. En una de ellas figuraba el nombre de un tal Jiro Yamaguchi, que resultó ser una persona inexistente. En cambio, en la otra sucursal había utilizado una identidad real, la de Shigeru Matsui, un funcionario del Departamento de Prevención de Enfermedades del Ministerio de Salud y Bienestar Social. La policía se puso en contacto con el señor Matsui, que explicó que había mandado hacer cien tarjetas del mismo tipo que la utilizada por el asesino. Ocho de ellas seguían en su poder, sesenta y dos fueron devueltas por las personas que las habían recibido de Matsui, y otras veintidós se consideraron irrelevantes para el caso. La lista de sospechosos se redujo a ocho, aquellos que no habían podido entregar a la policía las tarjetas. Uno de ellos era un artista de cierto renombre a nivel nacional, un pintor de 56 años llamado Sadamichi Hirasawa.


Hirasawa, que no pudo presentar una coartada aceptable (aseguraba que en el momento del crimen estaba paseando por el mismo barrio en el que se encontraba la sucursal), explicó que guardaba la tarjeta de Matsui en una cartera que le habían robado. Al registrar su casa la policía encontró una cantidad de dinero similar a la cuantía del botín, sin que el pintor pudiese justificar su procedencia. La prueba definitiva contra él fue la identificación de dos de los testigos, que le reconocieron como el asesino gracias a una cicatriz que tenía en la barbilla (aunque su parecido con el retrato robot que había distribuido la policía era más bien escaso). Sadamichi Hirasawa fue detenido el 21 de agosto de 1948. En los interrogatorios acabó confesando el crimen del banco Teikoku y los intentos de robo anteriores. Poco después se retractó, asegurando que las confesiones habían sido obtenidas bajo tortura (lo que probablemente era cierto, ya que era una práctica habitual e incluso legalmente aceptada en aquella época).

En el juicio los abogados defensores trataron de anular la confesión alegando que Hirasawa sufría el síndrome de Korsakoff, una enfermedad neuronal que le provocaba amnesias transitorias. Además pusieron en duda las identificaciones, ya que de un total de cuarenta testigos tan solo dos le habían identificado como el criminal. Aquellos argumentos no convencieron al tribunal, y en 1950 Sadamichi Hirasawa fue declarado culpable y condenado a la pena de muerte. En los años siguientes sus abogados trataron de revocar la sentencia interponiendo hasta dieciocho recursos y peticiones de que se repitiese el juicio. Al mismo tiempo, comenzaron a publicarse investigaciones periodísticas y libros en los que se discutían las pruebas del caso y se ponía en duda su culpabilidad.

Un popular escritor de novelas de misterio llamado Seicho Matsumoto dio una explicación sobre el origen del dinero no justificado de Hirasawa, una de las pruebas principales en su contra durante el juicio. Matsumoto creía que Hirasawa lo había ganado dibujando shunga (pinturas pornográficas), y que, a pesar de que su vida estaba en juego, no había querido hacerlo público para no hundir su reputación como artista. Matsumoto publicó en 1959 un libro sobre “el incidente Teigin” (abreviatura del nombre completo del banco, Tei koku Gin ko, o “Banco Imperial”), en el que lanzaba la teoría de que el crimen podía haber sido obra de uno o varios ex-miembros de la infame Unidad 731 del Ejército Imperial, responsable de investigaciones con armas biológicas y químicas en las que se utilizaron como conejillos de indias a miles de prisioneros de guerra y civiles chinos, coreanos y mongoles. Años después un estudio de la Universidad Keio dio fuerza a esta hipótesis, al determinar que el veneno utilizado no había sido cianuro de potasio, como se afirmó en el juicio (y que habría sido relativamente fácil de conseguir por Hirasawa), sino algún tipo de compuesto experimental de acción más lenta a base de cianhidrina de acetona. Para completar la teoría conspiranoica, hubo quien añadió que las autoridades de ocupación estadounidenses habrían encubierto a los auténticos responsables a cambio de información sobre los experimentos con agentes químicos de los militares japoneses.

Teorías como aquella tenían gran aceptación en la sociedad japonesa de postguerra, y las dudas sobre la culpabilidad de Hirasawa se extendieron. El Tribunal Supremo de Japón ratificó la condena a muerte en 1955, pero ninguno de los ministros de Justicia que se sucedieron en las décadas siguientes se atrevió a firmar la orden de ejecución. Sadamichi Hirasawa estuvo en prisión un total de treinta y nueve años, treinta y tres de ellos esperando su ahorcamiento, convirtiéndose en el condenado que más tiempo ha pasado en lo que se conoce como “corredor de la muerte” en toda la historia penal internacional. En la cárcel dedicaba su tiempo a pintar y a escribir su autobiografía, Mi voluntad: El caso del Banco Teikoku. En 1985 sus abogados trataron de obtener su excarcelación alegando que la condena había prescrito, ya que el código penal japonés recoge la prescripción de la pena de muerte a los treinta años. Sin embargo, la corte suprema rechazó el argumento señalando que la pena comienza cuando el ministro firma la sentencia, algo que en el caso de Hirasawa nunca llegó a ocurrir, y que la norma solo era aplicable a condenados fugados.

Autorretrato que Hisarawa pintó en prisión con 88 años:


Sadamichi Hirasawa murió de neumonía en un hospital penitenciario el 10 de mayo de 1987, a los 95 años de edad. Se dice que el Emperador había aceptado una petición de Amnistía Internacional y tenía intención de concederle el indulto. En la actualidad sus partidarios continúan con la lucha legal para demostrar su inocencia.

Fuentes principales:
http://www.easterwood.org/hmmn/2007/09/teigin-incident-how-a-painter-was-convicted-for-mass-murder/
http://murderpedia.org/male.H/h/hirasawa.htm
http://en.wikipedia.org/wiki/Sadamichi_Hirasawa


Una ceremonia prematura

En el pulso que el general Douglas MacArthur mantenía con el almirante Chester Nimitz por la dirección de la guerra en el Pacífico, un sector importante de la prensa estadounidense tomó abiertamente partido por el primero. Eran los mismos que antes del ataque a Pearl Harbor habían conformado el poderoso lobby aislacionista, encabezados por el magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst. En su campaña contra Nimitz, los diarios de Hearst aprovechaban cualquier oportunidad para atacar a los generales del Cuerpo de Marines, y especialmente a su comandante en jefe, el general Holland M. (o, como le conocían sus hombres, Howlin Mad, “loco aullador”) Smith, un hombre irascible y con poco tacto que se había ganado la enemistad de medio Washington por decisiones como la de relevar a dos generales del Ejército por “falta de agresividad”. El editor del Chicago Tribune, Robert McCormick, había llegado a describir a Smith como “un asesino de sangre fría, dilapidador indiscriminado de vidas humanas”.

Cuando se hicieron públicas las primeras cifras de bajas en Iwo Jima, en marzo de 1945, la terrible matanza que estaba teniendo lugar en aquella pequeña isla perdida en medio del Pacífico se convirtió en munición para la prensa pro-MacArthur. La isla todavía distaba mucho de haber sido conquistada, con los japoneses oponiendo una fuerte resistencia en el norte y el este, pero Nimitz, presionado por la prensa, decidió aplacar a la opinión pública anunciado oficialmente que Iwo Jima estaba ya bajo el control de las fuerzas estadounidenses.

Para escenificar la ocupación oficial de la isla por parte de los Estados Unidos, se preparó una ceremonia de izado de la bandera en el cuartel general del general Harry Schmidt, comandante del V Cuerpo Anfibio, situado a doscientos metros al norte de la cima del monte Suribachi. En la ceremonia, celebrada a las nueve y media de la mañana del 14 de marzo de 1945, tomó parte una guardia de honor formada por veinticuatro marines, ocho por cada una de las divisiones que participaban en la batalla. Entre los presentes, además del general Schmidt y los comandantes de división que se hallaban en la isla, se encontraban el general Holland Smith y el vicealmirante Richmond Turner, comandante de las fuerzas anfibias de la Flota del Pacífico. Tras el izado de la bandera se procedió a la lectura de un comunicado del almirante Nimitz. El encargado de hacerlo fue el jefe de personal del V Cuerpo Anfibio, el coronel David Stafford:

“Yo, Chester William Nimitz, Almirante de Flota de la Marina de los Estados Unidos, comandante en jefe de la Flota del Pacífico de Estados Unidos y el Área del Océano Pacífico, proclamo por la presente lo siguiente: Las fuerzas de Estados Unidos bajo mi mando han ocupado ésta y algunas más de las islas Volcano...”

En ese momento una descarga de artillería sobre las posiciones japonesas en la “bolsa de Cushman”, en el este de la isla, silenció las palabras del coronel, contradiciendo lo que se decía en la declaración. Holland Smith, con lágrimas en los ojos, confesó al general Erskine: “Esto ha sido lo peor que he vivido hasta ahora, Bobbie”. Al término de la ceremonia, el general Smith y su estado mayor abandonaron la isla por vía aérea.

Tres días después, el 17 de marzo, el almirante Nimitz emitió un nuevo comunicado anunciando que a las 18:00 horas la resistencia japonesa en Iwo Jima había llegado a su fin y la isla había sido asegurada. La nota terminaba con una sentencia que se haría famosa: “Entre los americanos que sirvieron en Iwo Jima, el valor fuera de lo común fue una virtud común”. El marine Dale Worley escribió en su diario: “Hoy la isla ha sido declarada oficialmente segura. Izaron la bandera en la base de ‘las Rocas Calientes’ [el nombre que daban los marines al monte Suribachi] Nosotros aún estamos combatiendo, pero lo llaman ‘operaciones de limpieza’”.

La resistencia organizada en Iwo Jima terminó el 26 de marzo con un ataque banzai lanzado por varios centenares de soldados japoneses contra las posiciones estadounidenses en la costa occidental. En las semanas posteriores continuaron las operaciones de limpieza para acabar con numerosos focos aislados de resistencia. Los combates aún costarían cientos de vidas.

Fuentes:
Derrick Wright: La batalla de Iwo Jima
http://www.ibiblio.org/hyperwar/USMC/IV/USMC-IV-VI-11.html


Por el uniforme del mariscal

El 500 SS-Fallschirmjäger-Bataillon era una unidad paracaidista y de operaciones especiales de las Waffen-SS. Hay quien la considera una unidad disciplinaria, ya que si bien aproximadamente la mitad de sus mil hombres eran reclutas voluntarios, el resto eran reclusos indultados a cambio de su incorporación al batallón, provenientes de lugares como las prisiones militares de las SS de Danzig-Matzkau y Dachau. La mayoría de ellos cumplían penas por insubordinación, desobediencia, y en general faltas contra la disciplina militar. No se aceptaba a condenados por crímenes contra el régimen nazi o que tuviesen relación con el mercado negro.

El batallón nació oficialmente en Chlum, Bohemia, en octubre de 1943, al mando del SS-Sturmbannführer (el equivalente a comandante en las Waffen-SS) Herbert Gilhofer. En noviembre se trasladaron a la Luftwaffe Fallschirm-Schule Nr 3 de Mataruska-Banja, cerca de Kraljevo, en Serbia, donde recibieron adiestramiento en técnicas de paracaidismo. El entrenamiento físico al que están sometidos era particularmente duro, con frecuentes prácticas de supervivencia en las montañas y marchas forzadas. Debido al heterogéneo origen de los hombres que formaban la unidad, el objetivo principal del adiestramiento era lograr la cohesión del grupo.

En enero de 1944 el batallón se trasladó a Papa, Hungría, donde completaron su formación como paracaidistas. En febrero tuvieron sus primeros combates con partisanos yugoslavos, participando en cooperación con otras unidades alemanas en operaciones contra las guerrillas comunistas en la zona de Tuzla, en Bosnia. Durante dos meses intervinieron en numerosas operaciones antipartisanas en Serbia, Macedonia y Bosnia, combatiendo siempre como infantería, no como tropas aerotransportadas. A finales de abril el batallón fue retirado del combate y regresó a su base. Gilhofer fue sustituido en el mando de la unidad por el SS-Hauptsturmführer (capitán) Kurt Rybka. Poco después recibieron nuevas órdenes de Berlín: su siguiente misión iba a ser por fin una operación aerotransportada, y su objetivo nada menos que Josip Broz, más conocido como Tito, el líder de los partisanos yugoslavos.

Acabar con Tito se había convertido en una prioridad para las fuerzas alemanas en los Balcanes. El líder comunista llevaba dirigiendo operaciones a gran escala contra las fuerzas del Eje desde 1941, cuando creó y organizó el NOVJ (Ejército Popular Yugoslavo de Liberación), una fuerza que en 1944 estaba formada por entre 250.000 y 300.000 combatientes. Había logrado ser reconocido por las potencias aliadas como el único interlocutor en la región, y estadounidenses, británicos y soviéticos mantenían misiones de enlace permanentes con su cuartel general. Pese a su ideología comunista, los británicos le abastecían de equipo militar y suministros desde julio de 1943, en perjuicio del líder monárquico Dara Mihailovic y sus chetniks. Los partisanos controlaban aproximadamente un tercio del territorio de Yugoslavia. En 1944, enfrentada al avance soviético en el este, a la presión aliada en Italia y a la amenaza de desembarcos en el oeste, Alemania no podía destinar muchos recursos a la lucha antipartisana en los Balcanes. Los alemanes apenas podían mantener el control en las ciudades y las principales vías de comunicación, mientras que los hombres de Tito se habían hecho fuertes en las zonas rurales y montañosas. Aquella guerra de guerrillas era muy costosa para la Wehrmacht. Protegidos por el terreno montañoso, los partisanos sometían un acoso continuo a las columnas alemanas, en una lucha cruel en la que rara vez se hacían prisioneros.

A finales de febrero un comando de brandenburger (tropas de operaciones especiales dependientes del Abwehr) localizó el cuartel general de Tito en Drvar, un pequeño pueblo situado en la parte inferior del valle de Unac, en el oeste de Bosnia. Partiendo de aquella información los alemanes planificaron un asalto aerotransportado, la única forma de conseguir la sorpresa y la velocidad de acción necesarias para lograr el éxito. El ataque fue confiado a los paracaidistas del 500 SS-Fallschirmjäger-Bataillon.

La operación, denominada con el nombre en clave de Rösselsprung, fue programada para el 25 de mayo de 1944. El plan era sencillo en su planteamiento, pero de muy difícil ejecución. El objetivo era eliminar a Tito y su estado mayor y a los oficiales de enlace de las misiones aliadas. Para asegurarse de que Tito no pudiese escapar, la operación incluía el cerco de Drvar por parte de varias columnas motorizadas, que con el apoyo de la Luftwaffe y partiendo de las ciudades de Bihac, Livno, Jajce, Krupa, Bosan y Kulen convergerían en el valle. Entre aquellas unidades terrestres destacaban los veteranos de la 7ª División de Montaña SS-Prinz Eugen, reforzados por elementos de la 1ª División de Montaña y varias unidades de voluntarios croatas.

A aquellas alturas de la guerra los aviones de transporte con los que podían contar los alemanes eran muy escasos. Los Ju 52 disponibles podrían como mucho llevar a un tercio de los paracaidistas, así que se decidió recurrir a planeadores, por una parte, y lanzar el asalto en dos oleadas, por otra. El primer escalón estaría formado por seiscientos cincuenta y cuatro paracaidistas y un grupo de veinte hombres (brandenburger, especialistas en transmisiones e intérpretes de la Prinz Eugen) encargados de destruir los equipos de comunicaciones de los partisanos y capturar los códigos enemigos. Trescientos catorce paracaidistas saltarían de los Ju 52, con la misión de asegurar las zonas de aterrizaje de los planeadores, y otros trescientos cuarenta tomarían tierra en planeadores DFS Gotha Go 230 remolcados hasta el objetivo por Ju-87 y Hs-126. Estos últimos estaban divididos en seis grupos: el mayor, llamado Panther, formado por ciento diez hombres, sería el encargado de tomar al asalto el cuartel general de Tito. Otros tres grupos, Greifer, Sturmer y Brecher, con cincuenta hombres cada uno, acabarían con las misiones aliadas. Los grupos Draufgänger y Beisser, más reducidos y en los que estaban los especialistas en transmisiones, tenían que destruir las instalaciones de comunicaciones y capturar los códigos de radio. Si todo iba bien y el cuartel general yugoslavo era capturado, el grupo Panther desplegaría una bandera alemana. Si tenían problemas lanzarían una bengala roja y el resto de grupos acudirían en su auxilio. Una segunda oleada saltaría más tarde de los Ju 52 con la misión de rodear el pueblo y asegurarse de que los defensores no recibiesen ningún refuerzo del exterior.

Entre el 21 y 24 de mayo los paracaidistas se trasladaron por camión y ferrocarril desde su base en Mataruska Banja hasta los campos de aviación de Zrenganin, Banja Luka y Zagreb. Los movimientos y los preparativos se hicieron bajo el máximo secreto. Los hombres arrancaron de sus uniformes las insignias de la unidad y ocultaron su equipo de salto, evitando mostrar cualquier detalle que pudiese servir de pista a los espías de Tito. Incluso en la última reunión informativa, celebrada horas antes del comienzo de la misión, los oficiales se limitaron a dar vagos detalles sobre sus objetivos.

Pero a pesar del secreto que rodeaba la operación, una serie de ataques aéreos de la Luftwaffe contra Drvar, un objetivo sin interés estratégico aparente, había puesto en guardia a los partisanos. Probablemente no pensaban en un asalto paracaidista, pero habían tomado medidas para enfrentarse a un ataque inminente de los alemanes. Tito reforzó su guardia personal y se encerró en su cuartel general, situado a cuatro o cinco kilómetros del pueblo, en una gruta rodeada de ametralladoras y armas antiaéreas ligeras. Las misiones aliadas se trasladaron por precaución a Potoci, una pequeña población al este de Drvar. En el pueblo las fuerzas partisanas estaban formadas por un batallón de infantería, otro de ingenieros, un grupo de unos ciento cincuenta reclutas del cercano centro de entrenamiento de Sipoulyani y otras unidades menores, además de tres tanques italianos Fiat Ansaldo L6/40 capturados.

En la noche del 24 al 25 de mayo, mientras los paracaidistas abordaban los Junkers y planeadores, las columnas terrestres alemanas se pusieron en marcha en dirección al valle de Unac. Hacia las siete menos diez de la madrugada los primeros paracaidistas se lanzaron sobre el objetivo. Tratando de evitar bajas por el fuego desde tierra, se arriesgaron en un salto a muy baja altura. El SS-Hauptsturmführer Rybka fue uno de los primeros en llegar al suelo. Rápidamente los paracaidistas aseguraron las áreas de aterrizaje de los planeadores. Casi todos tomaron tierra en los puntos previstos, pero sufrieron muchas bajas por el fuego antiaéreo de los partisanos. De los treinta planeadores, solo uno, el que transportaba al líder del grupo Greifer, se estrelló lejos de la zona de aterrizaje.

Los seis planeadores que transportaban al grupo Panther aterrizaron en los lugares previstos, en las cercanías del cementerio de Drvar, donde, según la información de inteligencia, estaba el cuartel general partisano. Pero en realidad este se encontraba en el otro extremo del pueblo, a varios kilómetros de distancia. Los grupos Greifer, Sturmer y Brecher tampoco encontraron las misiones aliadas donde se suponía que tenían que estar. El objetivo que tenía que atacar el grupo Draufgänger, en teoría la central telefónica, resultó ser la sede del Partido Comunista de Yugoslavia. El edificio tuvo que ser destruido con explosivos para acabar con la tenaz resistencia de los defensores. Pese a que casi toda la información con la que contaban había resultado ser errónea, los paracaidistas cumplieron con su misión lo mejor que pudieron, y hacia las nueve de la mañana Drvar estaba en poder de los alemanes. Rybka estableció su cuartel general en el cementerio, y sus hombres comenzaron a registrar la población casa por casa en busca del mariscal yugoslavo. Mientras, los partisanos que habían abandonado el pueblo se concentraban al norte, en las inmediaciones de la cueva. Rybka supuso acertadamente que su objetivo se encontraba en aquella dirección y disparó una bengala roja para reunir a sus fuerzas y lanzar un ataque. El asalto terminó en una masacre, con los partisanos acribillando a los paracaidistas que trataban de alcanzar sus posiciones casi sin contar con ninguna protección natural. Por si fuera poco, los reclutas de Sipoulyani se sumaron a la batalla en el momento justo, atacando por un flanco a los alemanes y obligándoles a retirarse. A media mañana Rybka ordenó un segundo ataque, que fracasó igualmente.

La situación de los paracaidistas se había vuelto crítica. Un contraataque de los partisanos expulsó a los alemanes de las cercanías del cuartel general de Tito. Rybka escudriñaba el cielo esperando ansiosamente la llegada de la segunda oleada de paracaidistas. Al fin, hacia el mediodía llegaron los Junkers con doscientos hombres al mando del SS-Hauptsturmführer Obermeier. Los paracaidistas sufrieron muchas bajas durante el descenso y al tomar tierra. Los Stukas alemanes les sobrevolaban tratando de darles cobertura durante el salto, pero no eran muy efectivos contra los guerrilleros que disparaban ocultos entre las rocas.

Contando con las tropas recién llegadas, Rybka decidió arriesgarlo todo en un tercer ataque. Con una gran cantidad de bajas, los paracaidistas tomaron al asalto las posiciones de los defensores y se enzarzaron con ellos en un terrible combate cuerpo a cuerpo. Durante la lucha Rybka fue herido en un brazo por la metralla de una granada. Cuando al fin consiguieron alcanzar la cueva en la que se encontraba el cuartel general de Tito, encontraron el lugar vacío. Lo único que pudieron capturar fue un uniforme nuevo del mariscal yugoslavo. Tito había huido después del primer ataque, descolgándose con una cuerda desde la entrada de la cueva hasta el río. Acompañado de varios de sus ayudantes llegó a Potoci, donde se reunió con los oficiales de las misiones aliadas. El grupo se trasladó a una pista de aterrizaje en Kupresko Polje. Desde allí un avión soviético llevaría al mariscal a Bari, en Italia. Más tarde, Tito instalaría temporalmente su cuartel general en la isla de Vis, en el mar Adriático.

Con Rybka herido, el mando de los supervivientes recayó en el SS-Hauptsturmführer Bentrup. Los paracaidistas se replegaron bajo la presión de los partisanos y organizaron una defensa provisional en torno al cementerio, esperando la llegada de las tropas croatas del Kampfgruppe Willan, de la 373ª División de Infantería, encargadas de cubrir su retirada. Al anochecer los croatas aún no habían aparecido. En toda la región los partisanos estaban atacando las columnas motorizadas que se dirigían al valle, ralentizando su avance. Bentrup consiguió que un Fieseler Storch aterrizase cerca de su posición y evacuase a Rybka, cuyo estado estaba empeorando rápidamente (pasaría varios meses recuperándose de sus heridas en un hospital de Praga). Poco después los yugoslavos atacaron el cementerio con fuego de mortero y los paracaidistas tuvieron que retirarse y refugiarse en un gran aserradero que había en las afueras del pueblo. Por la noche la defensa se reorganizó y los alemanes resistieron un ataque tras otro de los partisanos hasta que finalmente abandonaron Drvar amparándose en la oscuridad. Un pequeño grupo de paracaidistas aislado en una granja no recibió la orden de retirada, y tras una tenaz resistencia fue reducido por los partisanos hacia la medianoche.

La mañana del 26 de mayo el batallón de reconocimiento de la Prinz Eugen contactó al fin con los paracaidistas que se retiraban de Drvar. La operación Rösselsprung había terminado. Los alemanes afirmaron haber destruido el cuartel general de Tito y haber causado 6.000 bajas al enemigo. Por su parte, los yugoslavos admitieron 200 muertos, 400 heridos y 60 desaparecidos. Las pérdidas alemanas ascendieron a 213 muertos, 881 heridos y 59 desaparecidos, casi todos ellos del 500 SS-Fallschirmjäger-Bataillon. Al final de la batalla, de los aproximadamente 1.000 hombres que formaban el batallón, tan solo quedaban 15 oficiales, 81 suboficiales y 196 soldados en condiciones de seguir combatiendo. Un precio demasiado alto a cambio de un uniforme:


Fuentes principales:
http://www.feldgrau.com/fall500.html
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?p=660160
http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%A9ptima_Ofensiva_Antipartisana

El secuestro del general Kreipe

A comienzos de 1944 el mayor Patrick Leigh-Fermor y el capitán William Stanley Moss, dos oficiales del SOE (Special Operations Executive, la unidad británica encargada de las operaciones encubiertas en territorio ocupado por el enemigo) en El Cairo, idearon una operación para secuestrar y trasladar a Egipto al general Friedrich-Wilhelm Müller, gobernador militar alemán en Creta. Los británicos pretendían que fuese una acción sin derramamiento de sangre, para evitar represalias contra la población civil. El general Müller, comandante de la 22ª División Aerotransportada, tenía una fama de gran brutalidad. Durante su mandato como gobernador de la isla se había ganado el odio del pueblo cretense.

El 4 de febrero de 1944 Leigh-Fermor y Moss, junto a dos agentes cretenses del SOE llamados Georgios Tyrakis y Emmanouil Paterakis, embarcaron en un avión con intención de lanzarse en paracaídas sobre Creta. El tiempo era horrible, y al llegar sobre el objetivo Leigh-Fermor fue el único que se atrevió a saltar. Mientras el mayor contactaba con la resistencia cretense, sus compañeros trataron de reunirse con él hasta en tres ocasiones, pero en todas ellas el avión tuvo que regresar a a Egipto a causa del mal tiempo. Finalmente el el 4 de abril (dos meses después del salto de Leigh-Fermor) los tres hombres desembarcaron de una lancha motora británica en una cala de la costa sur de Creta. Fueron recibidos en la playa por Leigh-Fermor y un grupo de partisanos. Su objetivo, el general Müller, ya no estaba en la isla. Había sido reemplazado el 15 de febrero por el general Heinrich Kreipe. Pese a ello decidieron seguir adelante con el plan y capturar al nuevo comandante.

Con todos los componentes del comando reunidos al fin en la isla, pudieron comenzar las labores de reconocimiento y vigilancia. Los británicos contaron con la valiosa ayuda de Mikis Akoumianakis, uno de los hombres de la resistencia local, que tenía su casa en la misma calle en la que se encontraba la Villa Ariadna, la residencia de Kreipe en Cnossos. Leigh-Fermor, vestido como un pastor cretense, se dedicó a recorrer Cnossos y sus alrededores para comprobar los movimientos alemanes. Tras unos días observando las idas y venidas del general, ultimaron los detalles del secuestro. El plan consistía en montar un falso control de carretera en el momento en el que Kreipe se dirigiese a su casa al final de la jornada. Los dos oficiales británicos, que hablaban muy bien alemán, obligarían al coche a detenerse, y con la ayuda de Tyrakis y Paterakis reducirían al chófer y capturarían al general.

El 26 de abril fue el día elegido para la acción. Aquella noche Leigh-Fermor y Moss, vestidos con uniformes de cabos de la Feldgendarmerie (la policía militar alemana), esperaron el paso del coche del general en la carretera de Heraklion a Cnossos. Cuando lo vieron acercarse le hicieron señales para que frenase. El coche se detuvo, y Moss golpeó al conductor con su porra y lo arrastró fuera del vehículo con la ayuda de Tyrakis, mientras Leigh Fermor y Paterakis se encargaron de inmovilizar a Kreipe. El comando condujo durante más de una hora por las carreteras de la isla, con Moss ocupando el puesto del conductor, Leigh-Fermor a su lado haciéndose pasar por el general, y Kreipe en el asiento trasero sujetado por los dos cretenses. Cuando llegaron a las montañas, Moss, Tyrakis, Paterakis y Kreipe siguieron el camino a pie. Leigh-Fermor, antes de reunirse con ellos en un punto acordado de antemano, condujo el coche hasta un lugar aislado y lo abandonó allí, dejando en su interior una nota para los alemanes:

A LAS AUTORIDADES ALEMANAS EN CRETA:
Señores, su comandante divisionario, el general Kreipe, ha sido capturado hace poco por una incursión BRITÁNICA a nuestro mando. Cuando lean esto, estará camino de El Cairo. Queremos señalar con toda insistencia que esta operación se ha llevado a cabo sin ayuda de CRETENSES o partisanos CRETENSES y que los únicos guías empleados han sido soldados en servicio activo de las FUERZAS DE SU MAJESTAD EL REY DE GRECIA en Oriente Medio, quienes vinieron con nosotros. Su general es un honorable prisionero de guerra y se le tratará con toda la consideración dada a su rango. Cualquier represalia contra la población local estaría del todo injustificada.
Auf baldiges Wiedersehen!
P.D. Nos duele mucho tener que dejar abandonado este excelente coche.


Según contaría después de la guerra un miembro del cuartel general de Kreipe, cuando llegó la noticia del secuestro al comedor de oficiales de Heraklion se hizo un incómodo silencio que alguien rompió diciendo: "Bueno, señores, creo que esto se merece una ronda de champán". El general Kreipe no era muy popular entre sus subordinados. El temor que inspiraba explicaría la facilidad con la que los agentes del SOE circularon por las carreteras de Creta sin que nadie se atreviese a detener el coche del general en ninguno de los numerosos puestos de control por los que pasaron.

El grupo cruzó las montañas, ocultándose de las patrullas alemanas y los aviones de reconocimiento que les buscaban por toda Creta. Durante la huida el general Kreipe se fracturó un brazo en una caída y tuvo que llevarlo en cabestrillo. Cuando estaban llegando a la playa donde iban a ser recogidos, en la costa sur de la isla, recibieron el aviso de que el lugar estaba vigilado por tropas alemanas y tuvieron que ocultarse mientras acordaban un nuevo punto de rescate con El Cairo. Al fin, el 14 de mayo el equipo del SOE y su prisionero embarcaron en una cala cercana a Rodakino en una lancha motora británica que les llevó hasta Mersa Matruh, en Egipto.

Aunque en un principio el general Bruno Bräuer, sustituto de Kreipe, amenazó con castigar a los cretenses, finalmente no hubo represalias alemanas. Después de todo, el único herido en la acción había sido el prestigio del ejército alemán.

El general Kreipe fue trasladado desde Egipto a un campo de prisioneros en Canadá, y más tarde a otro campo especial en Gales. Fue liberado en 1947. En 1950 William Moss publicó un libro en el que relataba la historia del secuestro, Ill Met by Moonlight. En 1957 el libro fue llevado al cine, en una película con el mismo título protagonizada por Dirk Bogarde:



En 1972 los principales personajes de esta historia, incluyendo a la víctima del secuestro, se reencontraron en un programa de la televisión griega, una versión del clásico formato "Esta es su vida". Si alguien tiene curiosidad por ver el programa entero, está en Youtube (en griego, por supuesto):



Fuentes principales:
Peter D. Antill: Creta, el gran asalto paracaidista nazi
http://en.wikipedia.org/wiki/Kidnap_of_General_Kreipe

Los Hitler de Circleville

Un pequeña historia relacionada con los comentarios de la entrada anterior:

A mediados del siglo XVIII un hombre llamado George Hitler llegó a las costas de Norteamérica en busca de un futuro mejor que el que le ofrecía la vieja Europa. Se estableció con su familia en una tierra salvaje del interior, en lo que más tarde sería el condado de Pickaway, en Ohio. Con el paso de los años sus descendientes se convirtieron en una de las familias más respetadas de aquella comunidad. Como prueba de ello, en la actualidad tres caminos rurales de la pequeña ciudad de Circleville llevan su nombre: Hitler No.1 Road, Hitler No.2 Road y Huber-Hitler Road. Los residentes, acostumbrados a convivir con su historia, tienen que soportar frecuentes bromas y algún inconveniente grave (no es fácil vender una casa en un lugar llamado Hitler Road), pero no quieren cambiar el nombre por no ofender a los descendientes de la familia. Después de todo, los Hitler son vecinos suyos desde casi dos siglos antes de que un tal Adolf llegase al poder en Alemania.

Los Hitler nunca tuvieron problemas en Circleville, seguramente porque allí estaban protegidos por la prominente posición local de la familia. La cosa cambiaba cuando dejaban el pueblo. El padre de George Hitler Jr. se mudó a Akron, en el norte del estado, para trabajar en la empresa de neumáticos Firestone. George cuenta que, cuando su padre fue nombrado para un puesto ejecutivo, el presidente de la compañía le pidió que se cambiase el nombre. Se negó a hacerlo.

Otro descendiente, Tom Ebenhack (su madre es una Hitler), un estudioso de la genealogía de su familia, asegura que ellos son los únicos Hitler auténticos del mundo. Sin duda es una exageración, pero también es cierto que el nombre de nacimiento del padre de Adolf Hitler era Alois Schicklgruber (fue inscrito con el apellido de su madre, soltera). Siendo ya adulto, con 39 años, lo cambió por el de su padrastro (y probable padre biológico), un hombre llamado Hiedler. No se sabe por qué motivo, en el registro aquel apellido se convirtió en Hitler. Los Hitler de Circleville no iban a dejar que un Schicklgruber cualquiera con el que nunca tuvieron ninguna relación les obligase a ellos a cambiar de nombre.

Fuente principal:
http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3103060,00.html


El peso de un apellido: William Patrick Hitler

Alois era medio hermano de Adolf Hitler, hijo de Alois Hitler y su segunda esposa, Franziska Matzelsberger (la tercera, Klara Pölzl, sería la madre de Adolf). En 1909, durante un viaje por las islas británicas (con el fin de estudiar su industria hotelera, según decía él), Alois conoció en Dublín a una muchacha irlandesa llamada Brigid Dowling. Brigid se fugó con Alois a Londres. Más tarde la pareja se estableció en Liverpool, donde en 1911 tuvieron su único hijo, William Patrick. Alois abrió sucesivamente un pequeño restaurante, una casa de huéspedes y un hotel, pero ninguno de los negocios salió adelante. En 1914, Alois, arruinado, abandonó a su mujer y a su hijo y regresó a Alemania. El estallido de la Primera Guerra Mundial separó a la familia definitivamente. Alois se volvió a casar, sin haberse divorciado de Brigid, y tuvo otro hijo con su nueva esposa. William no volvería a ver a su padre hasta 1929, ya con 18 años, cuando viajó a Alemania para conocer a su familia germana.

En 1933 Adolf Hitler se convirtió en canciller de Alemania. Por entonces William Patrick Hitler vivía en Londres y estaba sin empleo, así que pensó en aprovechar sus conexiones familiares. Viajó a Alemania con la intención de que su tío le ayudase a encontrar trabajo. Éste le consiguió empleo en un banco, más tarde en la fábrica de Opel, y finalmente como vendedor de automóviles. Pero William no estaba satisfecho e insistió en pedir a su tío un trabajo de más categoría. Hubo rumores de que le chantajeaba con vender a la prensa secretos vergonzosos de la familia Hitler, como la bigamia de su padre, o incluso que apoyaría públicamente a los que aseguraban que el abuelo del Führer era un judío austriaco. Posiblemente para asegurarse de tenerle controlado, en 1938 Hitler se comprometió en buscarle un puesto de alto rango si William renunciaba a su ciudadanía británica. William no las tenía todas consigo, no se fiaba de las intenciones de su tío, y decidió huir del país.

De vuelta en Londres, a comienzos de 1939, William escribió un artículo para la revista Look titulado "¿Por qué odio a mi tío?". Su situación en Inglaterra se volvía cada vez más incómoda a medida que la crisis prebélica crecía en intensidad, y en marzo decidió aprovechar una invitación del magnate William Hearst y viajar con su madre a Estados Unidos para realizar una gira de conferencias con el tema "Mi tío Adolf". Cuando estalló la guerra en Europa William y su madre se quedaron a vivir en Estados Unidos. Al principio sus conferencias levantaban mucha expectación, pero tras la entrada en la guerra de Estados Unidos a finales de 1941 el interés del público desapareció.

William Patrick con su madre en Estados Unidos; en el titular del periódico se lee "Al infierno con Hitler":


En 1942, William escribió al presidente Roosevelt para pedir que se le permitiese alistarse en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos:

(...) Yo solo soy uno entre muchos, pero tengo una vida que entregar y puedo prestar un servicio a esta gran causa para que, con la ayuda de todos, triunfe al final. Todos mis familiares y amigos marcharán pronto hacia la libertad y la decencia bajo las barras y estrellas. Por eso, Señor Presidente, le presento respetuosamente esta petición para preguntarle ¿me permitiría unirme a su lucha contra la tiranía y la opresión? (...) He tratado de unirme a las fuerzas británicas, pero mi éxito como conferenciante me ha convertido probablemente, en uno de los mejores oradores políticos con la policía teniendo que controlar frecuentemente a multitudes clamorosas en Boston, Chicago y otras ciudades. Esto provocó en las autoridades británicas una respuesta negativa a mi petición. Los británicos, aunque amables y corteses, son un pueblo estrecho de miras, en mi opinión, errónea o acertada, y creo que a la larga no podrían sentir simpatía por una persona con mi nombre. El alto costo que exigiría el procedimiento legal británico para cambiarme el nombre es una solución que escapa a mis posibilidades financieras. Al mismo tiempo, dudo que el Ejército canadiense facilitase mi entrada en sus fuerzas armadas. Tal y como están las cosas, y sin ninguna orientación oficial, me parece que tratar de alistarme como sobrino de Hitler es algo que requiere una extraña clase de valentía que soy incapaz de reunir, privado de cualquier apoyo oficial. (...) También puedo reflejar aquí que en un momento de gran complacencia e ignorancia traté de hacer las cosas que, como cristiano, sabía que eran lo correcto. Como fugitivo de la Gestapo advertí a Francia a través de la prensa que Hitler planeaba invadirla ese mismo año. También avisé al pueblo británico por los mismos medios de que la llamada "solución" de Munich era un mito que traería terribles consecuencias (...) Ahora, el tiempo de escribir y hablar ha pasado y solo soy consciente de la gran deuda que mi madre y yo debemos a los Estados Unidos. Más que ninguna otra cosa me gustaría ver pronto el combate activo y por lo tanto, ser aceptado por mis amigos y compañeros como uno más en esta gran lucha por la libertad (...).

Como consecuencia de aquella solicitud, el FBI realizó una investigación que concluyó sin que pudiesen encontrar ninguna evidencia de actividades subversivas, lo que allanó el camino para que William pudiera ingresar en las fuerzas armadas. A pesar de ello tuvo que esperar hasta 1944 para alistarse finalmente en la Marina. Según una anécdota que se publicó en varios periódicos, cuando se presentó al oficial de reclutamiento, este le respondió, en tono jocoso: "Encantado de verle, señor Hitler, mi nombre es Hess".

William Patrick Hitler en la oficina de reclutamiento de la US Navy:


Aquella fue la última vez que William Hitler apareció en público. Durante la guerra sirvió en el teatro de operaciones del Pacífico como ayudante farmacéutico (Pharmacist's Mate, el "doc" o "sanitario" de las películas). Un ayudante farmacéutico de la Marina podía tener un destino de lo más apacible (enfermero en un hospital naval, por ejemplo), pero también uno de alto riesgo en primera línea (como el de sanitario en una compañía de Marines). No he encontrado ninguna información sobre el servicio de William Hitler en la US Navy, pero se sabe que recibió el Corazón Púrpura, una condecoración que solo se concede a los que han sido heridos en combate.

En 1946 William Hitler dejó la Marina, cambió su nombre por el de William Patrick Stuart-Houston, y trató de llevar una vida discreta, intentando que el mundo se olvidase de él. En 1947 se casó con Phyllis Jean-Jacques, una chica alemana doce años más joven que él a la que había ayudado a instalarse en Estados Unidos antes de la guerra a petición de su hermano Heinz, el hijo de la segunda mujer de su padre (a diferencia de William, Heinz Hitler era un nazi convencido; fue hecho prisionero por los soviéticos y murió en cautiverio durante la guerra). Ese mismo año, aprovechando los conocimientos que había adquirido en su servicio militar, creó una empresa que realizaba análisis sanguíneos para hospitales y se estableció junto con su esposa en el pequeño pueblo de Patchogue, en Long Island. Su primer hijo nació en 1949. Extrañamente, para alguien que decía detestar a su tío y quería por encima de cualquier otra cosa escapar de su historia familiar, William llamó a su primogénito Alexander Adolf. Muchos años más tarde un periodista localizó a Alexander y le hizo una entrevista, en la que entre otras cosas le preguntó el motivo por el que sus padres habían escogido Adolf como su segundo nombre: "No lo sé, yo no estaba allí cuando lo decidieron", fue su escueta respuesta. El matrimonio tuvo tres hijos más, todos varones: Louis (1951), Howard Ronald (1957) y Brian William (1965).

William murió en Patchogue el 14 de julio de 1987, dieciocho años después que su madre, en el anonimato que había buscado durante gran parte de su vida. Su familia se planteó incluso enterrarlo en una tumba anónima, aunque finalmente lo hicieron con su nombre legal.

Su hijo Howard Ronald Stuart-Houston, inspector fiscal, murió en un accidente de tráfico en septiembre de 1989. Era soltero y no tenía hijos, al igual que sus tres hermanos. Hay rumores que hablan de un pacto familiar para no tener descendencia y hacer que la estirpe de los Hitler desaparezca con ellos. Alexander lo negó en la entrevista que le hicieron, aunque no de manera demasiado rotunda: "Tal vez mis otros hermanos lo tenían, pero a mí nunca me dijeron nada". Alexander estuvo empleado durante décadas como trabajador social, mientras que sus dos hermanos tienen un negocio de jardinería. Todos ellos guardan su privacidad tan celosamente como lo hizo su padre.

Fuentes principales:
http://www.natemaas.com/2012/05/william-patrick-hitler.html
http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/northamerica/usa/1382115/Getting-to-know-the-Hitlers.html
http://ww2gravestone.com/general/hitler-stuart-houston-william-patrick
http://en.wikipedia.org/wiki/William_Patrick_Stuart-Houston